La luz me alumbró cuando luchaba en el mundo de la oscuridad. Como si los ojos de un ciego hubieran sido abiertos, mis ojos fueron abiertos, y como si un hombre sediento hubiera saciado su sed, fui completamente empapado con las palabras del agua de la vida.
Mientras mi fe crecía en la iglesia de Kuala Lumpur, mi deseo de convertirme en obrero de Dios se incrementaba más y más. A través de oraciones pedía ansiosamente a Dios que me diera bendiciones, y finalmente se abrió un camino de bendición para mí. En 2009, fui enviado a Kota Kinabalu como profeta.
Kota Kinabalu está localizada en la isla de Borneo. Y es la capital de la División Costera Occidental de Sabah, que significa “la tierra bajo el viento”. En cuanto llegué aquí, le prometí a la Madre:
“Madre, permítame mostrar la gloria de Jerusalén con el fuego ardiente del Espíritu Santo en Sabah.”
Ahora esta promesa no es solo mi promesa, sino que se ha convertido en la meta de todos mis hermanos y hermanas de Kota Kinabalu. Verdaderamente doy gracias al Padre y a la Madre celestiales por permitir a este hijo pecador, la gran gracia de hacer la obra de Dios.
Primer paso, siguiendo el camino del Padre y la Madre El evangelio empezó a predicarse en Kota Kinabalu en 2007, cuando los hermanos y hermanas coreanos vinieron a predicar. Como esos obreros de la fe sembraron las semillas del evangelio con sudor, esas semillas crecieron poco a poco gracias a la ayuda del Padre y la Madre, y fui enviado aquí.
Aunque Kota Kinabalu, que es una ciudad isleña, está en el mismo país, Malasia, al igual que Kuala Lumpur, que está localizada en tierra, estas ciudades eran bastante diferentes entre sí. Hasta a mí, que soy malayo, me resultó difícil adaptarme a la diferencia de ambientes, costumbres y al clima con la temperatura extremadamente elevada que nunca antes había experimentado, y a las repentinas tormentas. Podía imaginar cuánto habrían sufrido los hermanos y hermanas coreanos en un país diferente, donde el idioma y el ambiente son completamente diferentes que en Corea, y cuánto se habrían esforzado por vencer esa situación.
Kota Kinabalu tiene muchas aldeas pequeñas, que son bastante lejanas la una de la otra. Tenemos que caminar de un pueblo a otro, recorriendo una distancia que podría tomar 3 o 4 horas en auto. Incluso en un mismo pueblo, las casas están tan alejadas entre sí que tenemos que caminar mucho.
Al principio, no teníamos muchos obreros del evangelio. Por eso a veces predicaba o visitaba a un miembro yo solo. A veces empezaba a llover cuando estaba en una calle sin pavimentar, por eso me mojaba completamente y hasta me caía al lodo. Frecuentemente me cansaba. Sin embargo, cada vez que me sentía cansado, pensaba en mi visita a Corea.
Todos los lugares de la zona de Dongdaemun que veía desde la cima del monte Nam, en Seúl, parecían estar llenos de las huellas del sacrificio de la Madre.
Lo mismo sucedía con los caminos pedregosos que el Padre recorría cargando piedras pesadas por nuestros pecados. Caminando aquí en Sabah, recordaba esos momentos en Corea cuando estaba lleno de arrepentimiento y gratitud, y mi corazón se despertaba.
Las pequeñas dificultades que estaba atravesando no eran nada, comparadas con el camino de dolores que el Padre y la Madre recorrieron solos. Cuando comprendí que era bendecido por seguir su camino de esta manera, sentí gratitud y hasta orgullo. Luego mis pies que estaban cubiertos de lodo se sentían ligeros, y mi rostro con lluvia y sudor estaba lleno de sonrisas. Viendo las dificultades del Padre y la Madre, obtuve confianza y pude predicar la verdad en cualquier lugar sin importar cuán desértico pudiera ser.
Mientras su sacrificio y amor estén vivos en mi corazón, puedo proclamar el evangelio con todas mis fuerzas. Ayer, hoy y también mañana…
Fe, la Madre está con nosotrosEn Sabah, hay religiones y razas diferentes. La mayoría de las personas son amables y humildes, y viven pacíficamente sin discriminación de raza, idioma o género. Sin embargo, ya que la influencia de la Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana es tan poderosa, muchas personas cierran sus oídos a la verdad, especialmente a la verdad de la Madre celestial. Fue muy difícil abrir sus corazones, que estaban cerrados como puertas de hierro.
ⓒ 2011 WATV
Un día, un grupo de predicación de corto plazo voló aquí desde Corea. Aunque no hablaban muy bien nuestro idioma, predicaron el evangelio sin descansar y llevaron preciosos frutos, y nos dieron un buen ejemplo de fe y pasión. Poco tiempo después, seis hermanos y hermanas fueron a Corea al encuentro de la Madre como un grupo de visita del extranjero, y regresaron con el fuego del Espíritu Santo. Entonces el fuego del Espíritu Santo empezó a arder. Esto sucedió repentinamente. Por eso, muchas almas regresaron a Sion y a los brazos de la Madre como una ola.
Los hermanos y hermanas que despertaron por el amor de la Madre, se conmueven hasta las lágrimas cuando escuchan la palabra “Madre”.
Cuando veíamos a la Madre a través de los vídeos y compartíamos las fragancias de Sion, la extrañábamos aún más. Haciendo esto, en nuestro corazón se grabó el eterno deseo de la Madre de salvar a sus hijos, razón por la que el Padre y la Madre vinieron a esta tierra.
Ahora todos los hermanos y hermanas están tratando de acortar los días de la vida dolorosa de nuestra amada Madre y todos están anhelando regresar a nuestro hogar donde está el Padre. Ya que predicamos diligentemente para cumplir nuestra esperanza, muchas almas esparcidas aquí y allá, están llegando a Sion. Con el paso del tiempo, el número de almas se está incrementando aún más.
Esta es una obra imposible con la habilidad o la fuerza del hombre, en esta zona donde es difícil encontrar autos o transporte público. Sin embargo, la Madre siempre está con nosotros. Creemos que ella está con nosotros en este mismo momento. Realmente somos tan bendecidos que no podemos sino darle gracias.
Uno, desde los adultos hasta los niñosEmpezamos el día diciendo en voz alta las 13 lecciones de la Madre. En el día de reposo, escogemos una de ellas y la establecemos como una lección a obedecer durante la siguiente semana. Hacemos esto porque tenemos que obedecer la Lección de la Madre como hijos suyos.
ⓒ 2011 WATV
Puedo ver cómo los hermanos y hermanas comprenden el amor incondicional de la Madre, grabado en cada lección, y fortalecen su fe por medio de sus buenas obras y se transforman en hermosos seres. Primero tratan de servir a Sion como si estuvieran compitiendo, y alegremente hacen hasta los trabajos difíciles, que otras personas dudan en hacer, para la gloria de Dios.
Ellos siempre comparten la gracia a través de las palabras de Dios y predican la palabra sin descansar. Hasta los estudiantes predican sin dudar a sus amigos y profesores de la escuela. También saludan a sus vecinos y a las personas de su alrededor diciendo: “Dios lo bendiga mucho”, o “We love you”. La razón por la que hacen estas cosas es para “dar” el amor que han recibido de la Madre.
En la Sion de Kota Kinabalu, hay muchos niños. Todos ellos han memorizado la Lección de la Madre, y hasta pueden hablar mensajes cortos a la Madre en coreano. Pronuncian la oración de nuestro deseo incluso con más claridad que los adultos. Con frecuencia, gritan en voz alta “Madre” o “Madre, la amamos mucho”, como si estuvieran esperando ser escuchados en Corea.
Parece que no hay diferencia entre los adultos y los niños en practicar el amor de la Madre. Sean ancianos o jóvenes, tenemos el mismo amor por la Madre y el mismo deseo para hacer que las personas conozcan su amor.
Aprendo mucho de los niños. Los adultos fácilmente piensan primero en sus propias ideas, pero los niños obedecen inmediatamente las palabras de la Madre y ponen en práctica lo que han aprendido. Siento vergüenza de mí mismo cada vez que los veo. Ellos tienen la obediencia verdadera para seguir a la Madre con un corazón puro. Pienso que puedo comprender por qué Dios dijo que no podemos ir al cielo a menos que seamos como niños.
Ellos juntan sus manos y oran solemnemente, y saludan a los adultos con las manos en el vientre. Viendo a estos amados niños, yo también quiero ser un hijo amado del Padre y la Madre.
Predicación, en toda la tierra bajo el vientoLos hermanos y hermanas son de diferentes ciudades. Cuando se les pregunta cuál es su meta, todos dicen: “Mi meta es establecer Sion mostrando la gloria del Padre y la Madre”. Sus casas están a unas 3 o 4 horas de distancia de Kota Kinabalu, pero están listos a ir y predicar la voz de Dios en cualquier momento.
Ya se han establecido algunas iglesias sucursales en Keningau, Sandakan y Kota Marudu.
Kota Marudu, donde recientemente empezó a predicarse el evangelio, es un pueblo muy pequeño. Como el trabajo de la mayoría de los residentes es reunir caucho o pescar, tienen un corazón muy puro. Sin embargo, el pueblo está lleno de diferentes denominaciones cristianas, y muchas personas tienen más fe en las doctrinas que siguen que en las palabras de la Biblia. Por eso, los obstáculos son muy fuertes. Pero esto no pudo ser impedimento para el evangelio.
Los hermanos y hermanas de Kota Marudu han crecido como buenos obreros del evangelio. Ellos hacen un trabajo difícil durante el día, y predican la palabra sin descansar en la noche. En poco tiempo, diez almas empezaron a rendir culto.
He escuchado que están preparando madera –aquí, las casas son construidas con madera– para construir Sion, para dar gran gloria a la Madre encontrando a más hermanos y hermanas. Estoy muy feliz y sorprendido por su fe.
Ahora el tiempo profetizado es inminente. Fuimos a predicar diligentemente el evangelio en Sabah, empezando con las tres iglesias sucursales. Predicábamos orgullosamente a la Madre donde íbamos y a quien encontrábamos. Esta buena noticia de que la Madre ha venido a esta tierra, se está predicando en toda la tierra de Sabah sin cesar. Creo que la salvación del Padre y la Madre será proclamada aquí y en todas las naciones con la ayuda de Dios.
Bajo el sofocante calor o bajo la copiosa lluvia, tenemos que subir las montañas y atravesar la selva, pero solo estamos muy agradecidos. Siempre extrañamos a la Madre. Predicando el evangelio, soñamos con el día de encontrarnos con la Madre tanto física como espiritualmente.
Sabah no es una ciudad rica donde podamos encontrar muchas cosas que hay en otras ciudades. Sin embargo, espiritualmente está rebosando. Está llena de buenos frutos, y de los hermanos y hermanas a quienes vamos a encontrar. La tierra donde debemos predicar el evangelio es vasta.
Recorriendo los caminos de Sabah, podemos ver un ocaso maravilloso, nubes, árboles y flores que difícilmente se ven en otros lugares. El cielo oscuro está lleno de estrellas que se ven tan cerca, que siento que si extiendo las manos podré tocarlas. Viendo las estrellas, nos prometemos convertirnos en hijos como las brillantes estrellas, que alumbren la gloria de la Madre. También nos animamos para guiar más almas que las estrellas del cielo.
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.” (Dn. 12:3)